jueves, enero 16, 2014

00:14

Nuestro cuerpos tendidos uno al lado del otro,
la noche de verano entra por la ventana abierta como una suave caricia cálida calentando nuestra piel, 
nuestra sangre.

Tu cabeza apoyada en la almohada
en un estallido de rulos castaños.

Tu rostro iluminado por el teléfono y
en tus retinas las imágenes de fotos de otras vidas parecen hablarte, moverse rápidamente, cambiar.


El silencioso verano esta pasando.