martes, septiembre 13, 2005

Ley del amigo 1.

Llegue del aeropuerto mas menos cansado, no veía a Hernán desde que partió a España y hoy volvía con su nueva novia. Yo casi no había dormido, la filmación se había alargado como de costumbre y apenas tuve un momento para pasar al departamento y darme una ducha.
Hernán en santiago no tenía a nadie, sus padres vivían en Buenos Aires y su hermana estaba casada con un tipo con el que realmente no se entendía. Se quedarían en mi casa por un tiempo, una semana o dos máximo. Mirando las personas, sabía que tenía que toparme con el, era cuestión de tiempo, en un momento una persona se corre y aparece, lo veo.
Parece mas flaco, de pelo mas largo, a su lado una mujer no muy alta, con algo como unos pasajes en las manos le dice algo, el se voltea, se acerca, la mira, le habla algo que indica con sus manos en los papeles que ella tiene, luego se acerca a la huincha que entrega las maletas, ella se queda atrás, esta de lado, la polera de manga corta verde milico le queda bien, deja algo de guata al aire, los levis perfectos, se voltea y en la parte baja de la espalda se le forman dos pequeños hoyitos, se acerca a la gente a tomar una mochila gigante, de pronto los dos vienen caminando, están frente a mi, Hernán me saluda, yo lo saludo, ella sonríe y se acerca a el. Escondiéndose.

En mis manos tenia los pasajes, yo creía que esa no era la huincha donde debíamos sacar nuestros bolsos, no correspondían los números, que se yo, había habido una cambio que yo no escuche entre tantas instrucciones e indicaciones, se me fue.
Nuestras cosas salieron igual y una vez más Hernán tenía la razón. Me quede atrás, el calor del verano Santiaguino me llegaba por el lado, el calor de la noche de Santiago se colaba por algún lado del edificio y me llegaba como pequeña brisa.
Aparecieron los bolsos, de pronto estábamos caminando hacia la puerta, mucha gente esperando mucha gente, la noche con luces detrás, entre las personas alguien hace un gesto, un gesto que responde Hernán, tenias polera gris de manga corta y sobre ella una camisa abierta, llevabas jeans y unas chalas condorito, nunca voy a olvidar esa imagen tuya en el aeropuerto, saludando, impresionándote conmigo. Me escondí detrás de Hernan, un poco intimidada.

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